Las almas elegidas son, en Mi mano, luces que Yo echo a la oscuridad del mundo y con las cuales lo ilumino.
Como las estrellas iluminan la noche, así también las almas elegidas iluminan la tierra. Y mientras más perfecta
sea el alma, más fuerte y más profunda es la luz que desprende. Puede estar escondida y desconocida, incluso a
los más cercanos, y sin embargo su santidad se refleja en las almas hasta las distancias más extremas del mundo.