Porque no hay más deseo que tener
el aroma de tu piel quemado a mi ser.
Ni palabras, donde sólo el silencio
es capaz de abrazarte en la pasión de tu lecho.
Sólo pretendo encadenar todos los sueños,
abrasarme en el calor de tus labios
y rodearte con las alas que creó el viento.
Mi deseo es volar hacia la luz de la alborada,
esparcir ilusiones en mi estela dorada,
peregrinar cada noche en las estrellas contigo,
ser el mensajero guardián de tus abismos.